Cambio mentira por agua pura
He comido, como si fueran
moras, las puntas que sostenían aquellas cartas.
Me he tragado el adhesivo con
el que se remendaba el Final, sin saberlo.
He engullido llantos sin
digerirlos,
a tropezones
a tropezones
que ahora lanzo con los
ojos de mi boca.
No siento igual la luz
del ocaso, no me envuelve y pasa de largo.
No puedo beberla y
arde el puente y su poema.
Quiero un manantial en el que
beber a cuatro patas.
Quiero aclarar mi voz, ahora
enferma.
Quiero una atalaya desde donde
asumirte desconocido.
Gruñir muy alto espantando a
los animales, gritar y llorar lo que no puedo, en el bosque, en el valle, en un
risco.
Y desde allí,
verte correr
haciéndote pequeño,
al fin.
(No es el dolor quien habla, sino el aire frío que despierta el hocico de una bestia.)
SK